Aprovechando la promo que sacó LAN para pasajes de cabotaje partimos para Bariloche para pasar el fin de semana. Esta vez la promo consistía en el canje de kilómetros LANPASS con hasta un 60% off.
Realmente era muy conveniente ya que generalmente para Bariloche se necesitan 28.000 km y en esta oportunidad se conseguían pasajes ida y vuelta por 11.000 km (nada!).
Para alojarnos elegimos el hotel Llao LLao ya que queríamos conocer este hotel que es un ícono argentino y además también estaban ofreciendo diversas promociones para los meses de mayo y junio.
Nos tomamos el viernes y partimos en el vuelo 4346 de las 12.20pm que aterriza en Bariloche cerca de las 15hs. Habíamos reservado un auto de ALAMO (2 días aprox.$800) así que nos dirigimos al mostrador, retiramos el vehículo y partimos.
En el camino ya empezamos a disfrutar de los paisajes, los colores, la arquitectura tan típica de este destino, el lago y ya se dejaban ver los cerros nevados. Una vez en el hotel nos registramos y subimos a dejar nuestro equipaje. No podíamos creer la belleza que nos recibía.
El hotel es enorme, con sus salones, sus jardines, su cancha de golf, su spa, su pileta in-out, sus salas de juegos, pero por sobre todo su historia y su ubicación que es única y que hacen de este un lugar soñado.
El resort ofrece muchísimas actividades como caminatas, clases de yoga, clases de pilates, arquería, bicicletas, golf, etc etc y la posibilidad de utilizar el sauna, el jacuzzi y las piletas. También de 19:30hs a 20.30hs hay happy hours y para los que tienen chicos hay sala de juegos con mesas de pool, de ping pong, metegol, juegos electrónicos y el servicio del Nahuelito para los más chiquitos. A su vez cuenta con peluquería, masajes (pagos) y varios salones con sillones, libros, diarios y revistas.
Además posee varios tipos de habitaciones, con vista al lago, con vista a la montaña; en el ala Bustillo se encuentran las más tradicionales y en el ala Moreno las más modernas y un detalle son los productos de lavanda que te dejan en el cuarto.
Luego de recorrerlo todo nos fuimos hacer nuestra primera caminata por los alrededores, pasamos por la iglesia San Eduardo y llegamos hasta Puerto Pañuelo, desde donde parten los catamaranes para las excursiones a la Isla Victoria y al Bosque de Arrayanes. No parábamos de sacar fotos fascinados por las vistas desde el hotel y su entorno hasta que comenzó a nevar y la felicidad fue completa por el momento que la naturaleza nos permitía disfrutar.
Luego del paseo nos fuimos a la pileta exterior climatizada y vivimos una de las experiencias más lindas: nosotros nadando mientras caía la nieve sobre nuestras cabezas y con las montañas y el lago de fondo. No creo que podamos olvidar ese momento ya que se hizo de noche y seguíamos metidos en el agua calentita viendo como nevada y como el paisaje se iba tornando todo blanco.
Cuando salimos para cenar el panorama era otro y seguía nevando. Partimos por la Avenida Bustillo hasta la Cerveria Blest, un restaurant muy tradicional de Bariloche con producción de cervezas artesanales, picadas y platos típicos. Probamos ahumados y sorrentinos de cordero y obvio las cervezas.
Aunque fue una inconsciencia de nuestra parte salir con el auto, los caminos estaban patinosos y no podíamos frenar de todas formas despacito pero pudimos volver al hotel!
Aunque fue una inconsciencia de nuestra parte salir con el auto, los caminos estaban patinosos y no podíamos frenar de todas formas despacito pero pudimos volver al hotel!
Al día siguiente comenzamos con el desayuno, que requiere un capítulo aparte ya que es increíble, no solo por lo que ofrecen (scons, budines, panes, dulces, croissant, waffles, frutas, cereales, omelletes, etc) sino porque se sirve en un salón con una vista espectacular.
Luego nos fuimos a caminar un rato y a sacar fotos ya que estaba soleado y todo cubierto de nieve.
Más tarde agarramos el auto y nos fuimos hacer el el circuito chico, el recorrido alrededor del Nahuel Huapi, Colonia Suiza, el punto panorámico, etc etc.
A la vuelta emprendimos otra caminata ya que nos habían comentado de un Bosque de Arrayanes por la zona. Lo encontramos y llegamos hasta una playa sobre el lago Moreno. Agotadísimos volvimos y nos fuimos directo al spa. Mucha pileta, jacuzzi y relax.
Para nuestra última cena, elegimos el restaurant Patagónico del hotel (no queríamos arriesgarnos como la noche anterior). Y esta vez probamos la trucha patagónica y el risotto de hongos y conejo.
Al día siguiente no queríamos despedirnos así que nos fuimos bien temprano a la pileta y vimos el amanecer en el agua disfrutando por última vez del paisaje. Luego desayunamos e hicimos el check out.
Como nos quedaban algunas horas todavía antes de tomar el avión dimos otro paseo con el auto y subimos hasta el Cerro Catedral, donde ya estaban preparando todo para el arranque de la temporada, así que nos bajamos para recorrer un poquito. Luego pasamos por el Centro Cívico, sacamos algunas fotos y por último compramos los chocolates en Mamushka.
Llegamos al aeropuerto antes de las 15hs para devolver el auto y para tomar el vuelo de las 16:15hs que nos trajo de vuelta a Buenos Aires justo para ver el primer partido de Argentina en el Mundial.
Bariloche una vez más nos encantó! Es un destino para ir en verano, otoño, invierno o primavera, por muchos días, por pocos, como puedan. Y además para nosotros este viaje tendrá un recuerdo especial.