El lugar en sí no dice mucho, es chico y la decoración
es sencilla pero lo que prevalece acá es la fusión de los sabores y la creación
de sus platos que cambian todos los días en base a productos de estación.
Las opciones son pocas y muy buenas y se presentan
en pizarras dispuestas en las paredes desde donde se leen las entradas, los
principales y los postres. Tiene buena selección de vinos y los tragos son económicos
($45 el aperol y $40 el cynar).
Es recomendado por los que saben y lugar de
encuentro de chefs, el viernes cuando fuimos estaban entre los comensales Narda
Lepes y Germán Martitegui.
Probamos carne de ciervo, calamar relleno y de
postre creme brulee de maracuyá.
Está ubicado en Thames al 2296, se los recomiendo, todo muy gourmet.
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